La criba es una herramienta que antiguamente se utilizaba mucho para limpiar ciertas semillas, como el trigo, el centeno o el maíz, separándolas de las impurezas (paja, polvo, etc.), y con la cual ya nuestros antepasados hacían música.
Está formada por un aro ancho de madera, con un fondo de piel seca o curtida, lleno de agujeros del tamaño adecuado para que pasen las diferentes semillas.
La propia tarea, que consistía en movimientos circulares y de vaivén para separar las impurezas del grano, producía un sonido que fácilmente servía para acompañar los cantos, haciendo así el trabajo más llevadero.
Otra de las formas de tocar musicalmente la criba consistía en sostenerla con una mano, a modo de pandereta, y golpear con el dorso de la otra sobre el cuero. De este modo, el sonido era más fuerte y podía incluso acompañar a otros instrumentos melódicos como la flauta o la gaita.
En particular, en A Seara do Courel todavía se encuentran muchos ejemplos del uso de las cribas. En esta aldea aún pervive la memoria del proceso de elaboración del pan y cuenta con un patrimonio material compuesto por numerosas eras, limpaderos, molinos e hornos.
